viernes, 28 de noviembre de 2008

EL BAILE DE LAS FLORES





En lo alto de una colina verde, rodeada por un campo repleto de flores había un frondoso y viejo roble desde el cual me dedicaba durante largas horas a disfrutar del paisaje.
Desde este rugoso árbol contemplaba atónito millones de flores de multitud de colores y formas que poblaban aquel lugar.

Raras veces faltaba a mi cita diaria, por lo que fui tomando una nueva consciencia sobre aquel lugar.
Podía distinguir desde lo alto del árbol el movimiento de aquellas flores acariciadas por el viento, verdes y débiles tallos que se esforzaban por alcanzar la luz del sol, todo un campo convertido en magnifica despensa para las reinas polinizadoras del planeta.
Movimiento también condicionado por el astro rey , lento movimiento de este a oeste que se repite día tras día con una exquisita puntualidad.




No sé cuanto tiempo pase subido a este árbol tanto que soy parte de el, mi cuerpo ligado de tal forma a la madera, es una nueva rama en lo alto de aquel viejo roble.

El tiempo para mi es relativo, el lapso de orto a ocaso es extremadamente corto,

y pude descubrir admirado, el baile de las flores.


Copyright ©2008. Derechos de Autor
Tony










2 comentarios:

Amig@mi@ dijo...

YO SOLÍA TUMBARME DEBAJO DE UN PINO A OBSERVAR EL BAILE DE SUS RAMAS...
SALUDOS

lys dijo...

¿Es cierto que las flores bailan?

Siempre lo sospeché.

Me ha encantado esta prosa.

Te dejo un beso