sábado, 5 de diciembre de 2009

Sangra la noche en mi mano
de rojo pasión encendida.

De un azabache profundo
se visten mis ojos,
al ver en oro brillante
acercarse los tuyos,
que me miran,
en esta oscuridad abierta
y como si fuesen un misterio,
me derriten.

Nuestro encuentro baila al tiempo,
lo mece y lo cobija
entre flores dormidas,
congelando un breve instante
al notar tus dulces labios,
de lunas y espejos,
sobre un susurro leve y lento,
que ilumina la noche
de estrellas y sonrisas.

Plomizo deshace lentamente
el aire al tiempo,
preparando tu partida
y del alma se escapa un suspiro,
que grita al aire soñando
y se retuerce del daño que provoca,
cuando sale de mi boca,
un hasta luego….
vida mía.