Amor, déjame que te diga
aunque sea solo por un momento
que mi alma por tí existe.
Déjame contarte
mientras la ciudad cierra
y los sueños despiertan
que yo para tí
quiero ser el todo.
Déjame confesarte
que por tu sonrisa
sería capaz de regalarte
un millón de lunas,
lunas de rocío en los tejados.
Déjame susurrarte al oído
cuando el silencio llega
y las sombras del día
recorren las calles vacías,
que mi amor es puro y sincero,
mientras resuenan ahora lejanos
los ecos del pasado.
Finalmente déjame mirarte,
disfrutar de esos ojos
que un día me saludaron
y me hablaron de amor.
Déjame que te sueñe
mientras recorres
las calles de mi añorado Madrid,
ahora desiertas un lunes cualquiera.