martes, 27 de abril de 2010

ESPUMA

Tocado estoy por la espuma desordenada,
apoyado por las columnas protectoras
de un recuerdo fugaz.
Abriendo feliz el ruido complaciente de mi alegría,
con tu mano puesta sobre mi pecho
como al ancho río,
yo, eterno, apartado y sonriente
en esta tarde que va abogando
el amor a la deriva,
miraba hacia el mar y te miraba a ti
y la luna eras tú.
Pero a través del camino
perdí esa luz por las esquinas verdes
del desencuentro y el olvido,
tras la fría lluvia
que desesperanzada deshace
el amor como la espuma,
devorándolo.