sábado, 21 de noviembre de 2009

LA COLINA DE LA ESPERA.


Sentado en la alta colina de la espera
contemplo estrellas difusas que bailan
y revolotean dejando brillos sonoros.
Es un monte verde, aunque opaco y velado
por su complejidad.
La luz se transforma en noche
y el crepúsculo en una extraña claridad.
La luna ya no me visita,
salta la noche rápida,
pasando sin mirar.
De la mano corren el orto y el ocaso,
extraños amigos solo por necesidad.
No esperes más, me susurra el hombre árbol,
ella no vendrá,
que las raíces del tiempo son profundas
y la incómoda inmovilidad
te transformará en un tallo marchito,
que necesitará que día a día,
le vengan a regar.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Que digan amor.


Dicen que la pena,
como una herida abierta,
es el dolor por una ausencia.
Dicen que la ausencia,
frío miedo oscuro,
se regocija de recuerdos.
Dicen que el recuerdo,
cruel lobo hambriento,
se alimenta de sentimientos.
Yo, llego a ti,
blanco y puro de sentidos,
trayéndote entre susurros,
la dulce paz del silencio,
libre de ausencia y de pena.
Te pienso, admirando tu reflejo
en el rincón donde duermen
todos mis espejos,
que se transforman
en cóncavos y convexos,
según la intensidad de mi recuerdo.
Entonces,
que importa lo que digan,
que digan amor,
que digan.