viernes, 10 de julio de 2009


Una suave brisa salada atraviesa
las verdes ramas de esta tarde iluminada.
Como una canción de cuna atraviesa aromas
a través de estas tímidas nubes blancas,
asomándose risueñas entre el sol,
de esta tediosa luz del medio día.
El silencio tras una intensa mañana
que llega tranquila, sin pausa,
preñada de lejanos rumores de graznidos
solitarios, acompañados de esta luz que
honda cala en su sombra, que hoy es larga.
Azul fresco y húmedo que mira al infinito,
humedad paciente,
que es arrastrada con fuerza como al incansable río.
Una tarde que transforma la soledad del poeta,
en desabrida y áspera sobre un abismo
difuso de locura.
¿El sueño? ¿Otra vez el sueño?
La soledad llega torpe,
en la última tarde,
de mi profundo y extrañado universo.

viernes, 3 de julio de 2009

LA BALLENA VARADA.


En el profundo océano de los pensamientos
vive la ballena alborada.
Se desliza por mares imposibles de ideas liquidas,
en amables recuerdos bañados de abisales sueños.
Sale a la superficie en la noche serena
de las azules aguas sin dueño,
creando bellos versos que nacen del aire,
dibujando nubes,
contando estrellas,
cantándole a la luna hermosas canciones de cuna.

Sonriendo a la vida,
navega la gran ballena alborada.
Pero cuando pierde el recuerdo mueren los sueños,
el agua se espesa, pesa su cuerpo,
la memoria decrece, la luna desaparece.
Un denso mar la sorprende.
Atrapada empuja a la vida,
el sueño no avanza, la vida se detiene,
el mar desaparece.

Perdida esta la ballena alborada
en un mar de adoquines fríos,
sin sentido, inertes,
donde ella descansa ausente.

Varada ya no sueña con mares,
no canta a la luna,
no cuenta estrellas,
ni recuerda a ese océano
de espumas blancas y
poemas inocentes.